De forma sutil he reconocido otra nueva entidad en esa persona.
Quizá es la emoción de un nuevo conocimiento, quizá lo idóneo del momento.
Qué absurdez de expectativa malsana; que elimina con total obscenidad cualquier síntoma de creencia orgánica de lo que bien pudiera ser, en realidad, un vínculo completamente natural y genuinamente puro…
No lo contemplaría como una decepción, ni tampoco como algo premeditado. Si no; tal vez, como suceso irremediablemente caprichoso.
Pero así y todo, ya sabiendo que escapa de cualquier fuerza racional de control. Existe otra fuerza diametralmente opuesta y de igual magnitud, que opera de tal forma que me obliga a indagar hasta el final… ¿hasta dónde seré capaz de llegar?